El contacto contigo mismo

Ha sido una semana intensa de trabajo, lo que hace que cuando llegan los días de clase me de pereza salir de mi zona de confort y tener que ir a enfrentarme a ese algo nuevo, ya que cada clase de teatro es distinta y te obligas a ti mismo a enseñarte algo nuevo de ti que no sabías.

Esta semana estoy aprendiendo a conectar conmigo mismo, dejarse llevar y dejar que el cuerpo te guíe. No es sencillo... pero es cuestión de practica, y para una cabeza como la mía que no deja de pensar aún es mas complicado, pero lo voy consiguiendo. Consigo centrarme en cada clase y que el mundo alrededor pare, dejando los problemas en segundo plano y dandole prioridad a disfrutar del momento.

Esta semana he reído a carcajadas, me he relajado, he conseguido meterme en el papel de otra persona y como he podido he intentado interpretar. Son muchos conceptos nuevos, que vas asimilando, no solo me van a servir para el teatro, si no para mi día a día.

Me noto mas suelto, salgo de clase con ese subidón de haber hecho algo nuevo que antes creía que no sería capaz, y con ganas de afrontar la nueva clase.

Mi día a día sigue siendo neutro, es decir, trabajo y mas trabajo, y problemas varios que no puedes solucionar ya que no dependen de ti... lo negativo me hace retroceder en esta nueva experiencia, y hace que duro poco esa energía que tengo después de cada clase, ahora mi reto es intentar mantenerla durante la semana lo máximo posible, intentando que los problemas, el trabajo y la rutina no destrocen este nuevo camino.

Reflexión marcianas: Respire hondo, mantén la mente en blanco, siente tu cuerpo, déjate guiar por el, haz lo que el te mande, sin pensarlo... eres libre.

¿Cuantas posibilidades tienes al sentirte a ti mismo?. Siempre se ha dicho que para hacerte querer tienes que quererte tu primero, y creo que el primer paso es conectar contigo, estar sin pensar en nada y sentirte... complicado, pero se puede hacer.

La libertad absoluta en ese mundo que por unos momentos puedes crear tu, siento tu, libremente, donde todo vale y tu cuerpo es el que te guía... es una sensación rara, pero a la vez placentera. Una lucha constante con tu cabeza y tu cuerpo, en la que cuando consigues que gane tu cuerpo empieza lo bueno, y haces y sientes cosas que desconocías de ti.

Date la oportunidad de estar contigo mismo, de disfrutar de ti, de reírte de ti mismo, de llorar, de sentir... porque para lo bueno y lo malo, el mejor y peor compañero de tu vida siempre vas a ser tú.

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