Y ya van cuatro

Los viernes se están convirtiendo en uno de mis días favoritos de la semana, cuando se va acercando la hora de coger el coche e irme a clase empieza el miedo por dentro, pero ya se mezcla con un poco de confianza y seguridad.

La clase de hoy ha ido muy bien, he conseguido entrar en clase y dejar de lado los problemas y mantener por hora y media mi cabeza centrada en los ejercicios y las indicaciones del profe.
Hoy he descubierto otra parte importante, la de conectar con uno mismo y dejar que el cuerpo empiece a hablar, dejarse llevar.

Cerramos los ojos y empezamos a mover partes de nuestro cuerpo y eso, dejarnos llevar sin pensar en lo que hacíamos, el conectar. Y después hemos aprendido a como meterse en la piel del personaje, a través de los gestos, llegando a pensar como podría actuar ese personaje en su vida diaria, y adquirir su forma de moverse, gesticular, hablar...

Confieso que no me siento del todo cómodo, la vergüenza sigue en mi, pero no me freno, se que puedo dar mucho más de mí, pero cuesta soltarse, y espero poder conseguirlo cada día un poco más.

Reflexión marciana: Hacer lo que el cuerpo le pide a uno, dejarse llevar, ser libre, volar... raras veces nos permitimos esas sensaciones, el conectar con tu yo, y aprender de el sin que tu entorno te influya. 

Con el tiempo aprendes que tu eres tu mejor amigo y enemigo, y para enfrentarte a muchas cosas necesitas conocerte bien, aceptarte, quererte y sacarlo fuera.

Nadie te va a querer igual que tu, coge el camino y aprende a respetarte y quererte, cualquier paso por pequeño que sea puede ser el principio del cambio.

Segunda clase superada

Esta semana parece que la tranquilidad ha vuelto a mi vida, pero el golpe fuerte para darme cuenta de la realidad ha sido entre el jueves y viernes. Una semana donde he descubierto cosas de mí, de la vida, de los humanos que se me habían olvidado.

El jueves fui a una mesa redonda de fotografía, con mis compañeros de curso de fotografía del año pasado, una charla que como resultando final nos dio una frase: Acuérdate de Vivir.


Segundo día, fallido

Llegó la segunda semana, la he afrontado con energía algo escasa. Ha sido una semana de mucho trabajo, de reuniones y de falta de sueño.

El viernes, el día de clases de teatro, me tocó hacer un Murcia-Valencia ida y vuelta en coche por motivos de trabajo, y aunque lo intenté, no llegué a la hora de clase.

El primer día


Muchos sentimientos se reencuentran hoy, tengo esa sensación dentro de mí de miedo, de dar un paso atrás y no meterme en este mundo que no conozco, en el que la mayoría de la gente de mi alrededor cuando se lo he comentado me ha dicho abiertamente que no me ve: el teatro.

Hasta última hora de esta mañana he estado apunto de escribir un email a la escuela diciendo que he cambiado de idea... pero me he centrado y me he dicho a mi mismo que no, que hay que afrontar los retos, y este va a ser totalmente distinto.

El comienzo de algo nuevo

En mi última reflexión marciana, expresaba soledad, tristeza y añoranza. La ausencia sigue doliendo, pero siempre ves un poco de luz cuando lo deseas con todas tus fuerzas. Y en este caso la luz ha llegado por las redes sociales.

No soy usuario activo de Facebook, pero por mi profesión sigo de una u otra forma presente en esta red social. Ese día estaba de suerte, al entrar a mi cuenta personal me apareció una publicidad en forma de reto, con este mensaje:

Ausencias que duelen


Hoy es 6 de septiembre, y a tí me dirijo abuela, porque hay hace 4 meses que te fuiste, y aunque no hay día que pase que no me acuerde de ti, hoy me apetece escribirte, porque se que allá donde estés me sigues cuidando, y estas letras que unen sentimientos pueden hacer que por un momento cierre los ojos y te sienta en frente de mí.