culpable o inocente.

No eres lo que dices, eres lo que haces. © www.yotambiensoy.net

Sientes, vives, te muestras como eres, te preocupas de la gente que quieres, e intentas hacer las cosas lo mejor posible, sabiendo que la perfección no existe, y que no quieres ser perfecto.

Das todo lo mejor de ti, a veces siendo egoísta guardándote tu sufrimiento, porque te gusta ver feliz a tu entorno y no quieres preocuparlos con algo que no pueden solucionar. Aunque ese apoyo y esa fuerza la pidas a gritos. Necesitas saber que tienes ahí a los tuyos, y que esa necesidad es algo recíproca. Que cuentan contigo, que no te sienten lejos.


Llega un momento que algo te detiene y te paras a reflexionar. Te quedas paralizado en medio del camino, un camino que creías que era de una forma y de repente se transforma en otro totalmente distinto. Y te preguntas si sigues caminando, o te vuelves atrás, paralizado por el miedo a lo desconocido o a fracasar.

Crees que alguien ha puesto barreras en el camino, culpabilizas a esa persona de lo ocurrido y tu sentimiento se traduce en un enfado que se va transformando sin darte cuenta a un sentimiento de decepción. Intentas aferrarte a todo lo bueno del pasado y borrar lo sucedido, pero el sentimiento de la decepción es mas fuerte y la tristeza te va comiendo por dentro.

Toda tu vida se transforma, de ser el responsable del guión te das cuenta que partes de él han sido modificadas, como escritas de otra forma... y nadie te ha avisado de los cambios... y vuelves a culpabilizar al resto, !alguien ha cambiado las cosas de sitio!.

La decepción sigue invadiendo tu cuerpo, tu cabeza no deja de pensar buscando el culpable de tu sentimiento, un sentimiento que empezó como un enfado y se convirtió en sufrimiento. Un sufrimiento por darte cuenta que las cosas no son como creías, y que todo se ha girado mientras tu creías seguir caminando por el camino correcto.

Reflexión marciana: Culpables o inocentes de lo ocurrido. Siempre tendemos a culpabilizar a alguien de lo que nos pasa, cuando realmente deberíamos pararnos a pensar en que hemos fallado y porque ha ocurrido esto que no esperábamos.

Nace de nosotros mismos, y se traduce en varios caminos, acompañados o no de otras personas, pero siempre somos los conductores de nuestra vida, y los culpables de nuestros actos. Los acompañantes son eso, gente que nos acompaña en el camino, nos puede empujar o no, pero tenemos que tener la capacidad de parar el golpe o si nos caemos volvernos a levantar.

Es muy sencillo acusar a alguien que nos ha tirado al suelo, cuando lo que teníamos que preguntarnos es ¿que he hecho yo para que esta persona haga eso conmigo?.

No siempre se encuentra una respuesta, y a veces te tienes que imaginar que todo se traduce a odio, rencor, envidia, celos... algo que crea la imaginación y no puedes controlar, y hace que los humanos hieran a gente que no lo merece.

Quizá esa gente no es capaz de enfrentarse a si mismo, e intenta culpar de su vida a los demás actuando así... por lo que volvemos al principio de esta reflexión.

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